Tendremos que barajar dos conceptos para encontrar alguna respuesta a estas preguntas. Son los de sexo y género.
Cuando estamos hablando de Sexo se está haciendo referencia a las diferencias biológicas que tenemos las mujeres y los hombres. Como salta a la vista, tenemos una apariencia física y unos genitales diferentes. En cuanto a la genética, tenemos distintos los cromosomas (XX y XY), y en cuanto a los genitales los hombres tienen los testículos y las mujeres los ovarios; en cuanto a las hormonas unas tienen estrógenos y otros andrógenos. Estas diferencias han sido así siempre en la historia de la humanidad, y son universales, por lo que se dan en todo el planeta.
Se suele decir que las mujeres y los hombres tenemos realidades diferentes, y que por mucho que nos parezcamos físicamente, ni pensamos ni nos comportamos de la misma manera. ¿ Cuánto hay de verdad y cuánto de falsedad, exageración en esta creencia? Y, si somos diferentes ¿A qué se pueden deber? ¿Es algo biológico o algo que hemos aprendido?
En cambio, cuando nos referimos al género se está hablando de otras características no biológicas, sino de tipo psicológico y social. Son los valores, las creencias, las actitudes, y las maneras de relacionarnos, que cada cultura atribuye de forma diferente a las mujeres y a los hombres y que tendemos a asumir como propias.
Esas características llamadas «femeninas» y «masculinas» no son biológicas, sino que se producen por un aprendizaje propio conocido como proceso de socialización. En cada sociedad aprendemos a «ser mujeres» y «ser hombres» (género), con todos los atributos que cada uno de ellos supone.
En cada momento histórico se determina lo que es propio de cada uno. Así, por poner un ejemplo, en la India los amigos varones suelen ir cogidos de la mano, sin que se les considere menos masculinos por ello; en los Estados Unidos el fútbol es cosa de mujeres más que de varones. En los países de nuestro entorno antes no se veía bien que las mujeres vistieran pantalones, ni que los hombres llevaran pendientes, pero hoy en día ya no es así, no considerándose a nadie más masculino o femenino por ello.